Cualquier ocasión es buena para celebrar la vida, con una buena comida, buen rollo, no importa si estás acompañado o solo, con alegría de disponer de las oportunidades que la vida ofrece mientras estamos respirando, aquí y ahora.
Recordemos que estar vivo es toda una aventura de la que podemos extraer el máximo de jugo y de juego. Podemos convertirnos en la mejor versión de lo que somos cada uno de nosotros, y cada día de vida es una oportunidad nueva para conseguirlo. Así que da igual si es en Navidad o en un lunes gris, explota al máximo las posibilidades de juego que estar vivo te ofrece.
Haz todo lo que te gusta, cuánto mas mejor, trata de resolver lo que te incomoda, sácate la china del zapato, sigue tu intución, y mímate comprometido con tus necesidades y disfrutes. Celebrar es sentir y hacerse permeable a la energía que impulsa la pasión por vivir, por gozar de los pequeños deleites de la vida material y afectiva en la que te encuentres. Si buscas y te enfocas en aquello que funciona en tu historia y te aporta celebración y alegría, vas por buen camino, aunque a veces no lo parezca o se salga de lo standard según los que te rodean. ¡El respeto empieza por uno mismo! Feliz Navidad.
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